28 de abril de 2010

Mi primera crónica maratoniana: XXXIII Maratón de Madrid - PARTE 1


Para hablar de MAPOMA, es preciso mencionar que este reto no empezó este pasado domingo a las 9.00, sino cuando Félix y yo tanteamos preparar la maratón. Nuestra "condición" para afrontar este propósito, era terminar bien la media maratón de Almería. Curiosamente, en la que era la 3ª media disputada en el mes de enero, ambos hicimos MMP. Llegó entonces el momento de dar un paso al frente y poner cuerpo y mente en la preparación de la maratón. Esta decisión fue a su vez el detonante, que consiguió de alguna manera dar vida a la idea de crear un blog con el que compartir mis aventuras y desventuras en el mundo del running. Desde entonces, son innumerables las veces que me he imaginado escribiendo mi primera crónica maratoniana, en todos sus posibles desenlaces. Pero ya es real, aquí me hallo tratando de encontrar la forma de canalizar y transmitir cada una de las sensaciones que me ha acompañado durante esta increíble experiencia.
La semana previa transcurrió cargada de nervios. Cualquier resquicio ausente de distracción me invitaba a trasladarme mentalmente a la carrera, sin embargo, antes de darme cuenta, ya me encontraba en el sábado.
Amanecí sorprendido, pues había dormido bastante bien; cuando un servidor conserva aún el hábito infantil de no pegar ojo la noche antes de una "excursión". El viaje en coche fue ameno, con mis padres y mi hermano que a pesar de la fugacidad de la estancia en la capital, no querían renunciar a formar parte de mi primera experiencia maratoniana. Si algún síntoma nervioso se resistía a desaparecer, terminó por irse cuando tras visitar la feria del corredor tuve en mi poder el chip y el dorsal. El día previo terminó con un fantástico musical, cena en un italiano en Gran Vía y regreso al hotel.

La hora previa

El domingo desperté antes de que sonara la alarma. Fueron 5h de descanso que me supieron a éxito, pues me había hecho a la idea de que la noche antes
no conseguiría conciliar el sueño. A las 6.30, ya estaba dando vueltas plato en mano por las bandejas del buffet libre del desayuno. Zumo de naranja, un bollo de pan con jamón york y dos rodajas de piña. Vuelta a la habitación a reposar y terminar con los preparativos, hasta las 8.20 que tomé camino al Paseo de Recoletos. Fui andando para ir calentando, pensar en mis cosas y sobretodo visualizar la puerta del Retiro, donde hice conciencia... "en unas horas cruzaré ese arco corriendo".
Todas las calles eran afluentes de corredores y corredores que llegaban a la Cibeles. El hecho de combinar la prueba de los 10km, había dado aún mayor envergadura a la cita, reuniendo en la salida miles y miles de personas. Había llamado a Félix antes de salir del hotel para tomar la salida juntos. Pero ante semejante cantidad de gente, olvidé la referencia. Me encontraba perdido entre la multitud. Todo indicaba que salvo que la diosa Fortuna metiera mano, iba a hacer la carrera en solitario. Tras la meadita de rigor, busqué sitio en la salida. Me coloqué entre el globo de las 4h30' y las 4h. Como había determinado días atrás, no llevaba mi cronómetro, pero intuía que faltaban unos 10' para el pistoletazo. Me encontraba tranquilo, no era momento de estar nervioso, pues estaba donde quería estar... tocaba disfrutar de esos 42195 metros de puro Madrid. De repente empezó a moverse el pelotón, al principio con algo de confusión pues no se escuchó el pistoletazo, y ante semejante cantidad de gente el camino al km. 0 se produjo andando. Por fin, paso por la línea de salida. Tenía clara la estrategia, reservar fuerzas para la 2ª media.
Los primeros kilómetros fueron algo confusos, pues había muchos corredores de diferentes ritmos y todos con intención de encontrarlo. Busqué la parte izquierda de la columna de corredores, por la que parecía que podría correr sin estorbos ni complicaciones. Mi ritmo era tranquilo, me encontraba muy cómodo teniendo en cuenta que la castellana ya era cuesta arriba. A la altura del Bernabeu, miré a mi derecha y sorpresa... ¡Félix! La alegría fue compartida, ambos pensábamos que sería complicado coincidir, sin haber salido juntos. Tras compartir sensaciones, pusimos un ritmo cercano a los 5'/km. Félix quería acercarse todo lo posible a 3h30'. Yo tenía claro que esa no era mi carrera, por lo que llegaría el momento en el que yo me quedaría rezagado. Y así fue en el Km. 10, donde en una cuesta abajo soltando piernas Félix empezó a alejarse buscando su objetivo, no lo vería mas en toda la carrera. Tocaba afrontar el reto, de nuevo en solitario. Tenía 32km por delante, justo la tirada mas larga que había hecho durante la preparación, pero con la diferencia de que no eran por el río Almanzora, no... eran por Madrid. Contemplaba zancada a zancada, como desde niños hasta personas mayores se dejaban garganta y manos animando. El paso por Gran Vía y Puerta del Sol, fue impresionante. Así como pasar por delante del Palacio Real... indescriptible. Era casi imposible no emocionarse con los gritos de ánimos que el público dedicaba a cada uno de los corredores. Entre tanto bullicio, sin apenas darme cuenta, llegó el paso por la media maratón, y el momento de hacer repaso: piernas... OK, respiración... OK, moral... OK... ¡¡A por todas!!

CONTINUARÁ...

4 comentarios:

  1. Nos dejas en suspense!!! Esperamos con ansía tu 2ª parte de la crónica.

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  2. Pero ansía vivaaa!!!! jejeje Sí que debe ser un caos total encontrar el ritmo en esa cantidad de gente. A ver esos 32 kms como siguieron ;)

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  3. Enhorabuena, ya espero leer la segunda parte que normalmente suele ser la mas épica. Un abrazo.

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  4. Enhorabuena niño, fijate si me encató correr por madrid en un entreno cuando estuve de puente por ahí, imaginate una maratón, tiene que ser único, espero alguna vez sentir eso!! aún me queda mucho!!!

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